Hemos descubierto otro pasatiempo de los cameruneses... Antes de salir de marcha en Limbe, nuestros anfitriones nos habían comentado algo sobre este fenómeno pero realmente no lo pudimos imaginar. Fue toda una lección aprender cómo bailar con uno mismo en el espejo y os aseguramos que realmente dificil.
En la primera discoteca a la que fuimos fue como retroceder veinte años en el tiempo, a los 80. Nuestos amigos de Badajoz podrán imaginar la escena si decimos dos palagras... "El Gallo" (en Cáceres lo mas similar "Faunos"). Sofas bajos en cada rincón, luces de colores, bola de espejos y por supuesto, mosaicos y ni una sola pared sin espejos.
La discoteca se llamaba "Ópera", frente a la pista de baile una pared enorme con espejos desde el suelo hasta el techo, como si de una clase de aerobic se tratara. Poco a poco la gente se levantaba a bailar, pero no con su pareja, o su grupo de amigos, sino para bailar solo, consigo mismo frente al espejo, mirándose, queriéndose, con las manos acariciándose el pecho, el culo y observando como movían cada parte de su cuerpo. Era un espectáculo en si. Había como 20 personas en la pista y todos bailando en fila frente al espejo.
En ocasiones, las chicas se daban la vuelta y examinaban el movimiento de su culo en el espejo por encima del hombro. Así, así, arriba y abajo.
En la segunda discoteca a la que fuimos, había aún más gente y aún más espejos, esta vez, además de en las paredes los espejos estaban encastrados en los pilares. La gente se empujaba para poder tener buen sitio y así poder verse de cuerpo entero ¡Hacian cola y esperaban turno! Nosotros, ya con unas copas encima, intentamos hacer lo mismo y la verdad es que es realmente dificil. Puedes echar un vistazo, pero cuando llevas mas de 10 segundos frente a el... resulta realmente dificil. No es solo bailar y mirar, es amarse, acariciarse, observarse. Demasiado, es todo un arte.