Como todo el mundo, tienen sus buenas y malas costumbres. Llevamos ya tres semanas aquí y las vamos descubriendo poco a poco.

Las positivas las hemos ido contando, gente hospitalaria, simpática y cariñosa que ofrece todo lo que tiene a cambio de nada. Sin embargo, estamos empezando a cansarnos de que no dejen de pasar por casa a cualquier hora del día, sin previo aviso, una costumbre muy típica aqui. Hasta el punto de que las llaves que tiene la cocinera (llaves que le hemos dejado para que no tengamos que levantarnos a abrirle cuando llega a las 6 de la mañana) se las pasan entre ellos y cuando menos te lo esperas una cabeza se asoma por la puerta de tu casa observando como haces las tostadas en calzoncillos.
Ahora entendemos porqué algún voluntario escribió un guión para la gente de BERUDEP explicándoles que tenían que entender que los europeos tenemos nuestro espacio personal e íntimo y que lo tienen que respetar.

El tiempo aquí sí que es relativo (esto en muchas ocasiones resulta muy positivo...), puede que te digan que pasan a buscarte a primera hora de la mañana y aparecen a las 5 de la tarde, vaya que quedar es una tontería, ni los autobuses tienen horario, el horario lo marca lo lleno que esté el autobús... fuimos a informarnos a la taquilla de la empresa de autobuses (La empresa se llama Patience Express...) sobre el viaje a las playas de Limbé, fué incapaz de decirnos la hora a la que salía y mucho menos cuanto se tardaba en llegar, lo único que nos dijo fué el precio del autobús y que pudiera ser que tuviéramos que viajar de noche.

Hay otras anécdotas muy divertidas; cruzarse de piernas es una falta de respeto y sin embargo te puedes encontrar delante del alcalde (verídico) urgándose la nariz y haciendo pelotitas con los mocos. Creemos que es el deporte nacional, lo hace todo el mundo en cualquier momento, hora y lugar.