Estoy muy orgullosa de mi. Poco a poco voy controlando mi paranoia con los bichos, de hecho, creo que pasado este año podré estar casi curada.
En nuestra cabaña de bambú de la playa de Gokarna, acerqué la mano para tirar de la cadena del vater y casi toco una araña aspirante a tarántula carnívora. Mi reacción normal hace seis meses hubiera sido salir corriendo sin parar como si fuera Forest Gump ademas de gritar como si hubiera visto a un monstruo de pelicula de terror, pero no fué así. Ahora la palabra que me sale de la boca cuando veo a cualquier insecto asqueroso es - ¡David mátala! -. David se va a volver loco, me llama asesina de insectos (no le gusta matar ni a una mosca), pero ahí va con su chancla en la mano para protegerme. He de reconocer que creo que es un poco lento porque muchas veces se le escapan pero bueno, también lo está haciendo muy bién. La mayoría de veces me engaña. El otro día íbamos camino de la cabaña, ya era casi de noche y ví una rata que se cruzaba por nuestro camino. El me dijo, - cariño, eso no es una rata, es una ardillita, lo que pasa es que por la noche ves menos que Pepe leche -. Es cierto, tengo lo que llaman ceguera nocturna, de hecho no puedo conducir por la noche, pero no me lo creo, estoy segura de que era una rata repugnante, las ardillas duermen por la noche.