17:25 |
Nos dirijiamos a Hsipaw en el superlento y penduleante tren que une Mandalay con el norte del país, el comboy habia recorrido tan solo unos 100 km en 10 horas desesperantes cuando se detuvo en Kyaomay (pronunciado chao mey). Ante nuestros ojos apareció la enorme sonrisa de Naing Naing. Atabiado con su casco de moto, una camiseta roida del Bayern de Leverkusen y un lungyi de color azul nos ofrecía su compañía por unos dias para mostrarnos las aldeas tribales de la zona.
"Si estais leyendo esto es porque os habeis encontrado con Naing Naing, no lo dudeis ni un momento y dejaos llevar por esta maravillosa persona, os enseñará lugares mas allá de las guias turísticas..." decia una pequeña y antigua libreta repleta de notas de viajeros que nos mostraba mientras nos invitaba a salir del bagón.
Y así hicimos, las diez horas de cansancio no nos permitían pensar demasiado y nuestras ganas de aventura junto a la enorme sonrisa de la persona que teníamos enfrente nos hicieron bajar del tren.Esa noche nos invitó a cenar a su casa, con sus hijas y... sin su mujer, hablamos de muchas cosas que no contaremos aquí para no poner en peligro su integridad...
A la mañana siguiente nos enfrentábamos a 42 km caminando por las montañas del estado Shan, paramos en todos y cada uno de los pequeños poblados tribales invitados a tomar té para charlar con las familias. Cada poblado de origen diferente, unos mongoles, otros nepalíes, con lenguas y vestimentas diferentes. La ambilidad y sonrisa de las personas con las que nos cruzamos supera con creces las hasta ahora recibidas desde que partimos. El paisaje inundado de monjes budistas, niños y mayores, campos de té y arrozales (ahora secos debido a la escasez de lluvias) arropados por las montañas, maravilloso.
Pasamos la noche en una pequeña aldea iluminada por millones de estrellas, creo que no habíamos visto jamás tal cantidad de estrellas.
La anécdota surgió a la hora de la ducha. Un muro que me llegaba por el ombligo y una pila llena de agua con un cubo en el exterior de la casa donde todos juntos, hombres y mujeres se bañaban al mismo tiempo... no os podeis imaginar lo dificil que es darse un baño con un lungyi puesto.
Era cierto tuvimos suerte de encontrarnos con Naing Naing, maravillosa aventura y experiencia, Gracias Naing Naing.
Las noticias del nacimiento de Carla han llegado hasta las montañas del norte de Myanmar. ¡Enhorabuena Alberto y Paola! Os mandamos a los tres un abrazo muy grande.
"Si estais leyendo esto es porque os habeis encontrado con Naing Naing, no lo dudeis ni un momento y dejaos llevar por esta maravillosa persona, os enseñará lugares mas allá de las guias turísticas..." decia una pequeña y antigua libreta repleta de notas de viajeros que nos mostraba mientras nos invitaba a salir del bagón.
Y así hicimos, las diez horas de cansancio no nos permitían pensar demasiado y nuestras ganas de aventura junto a la enorme sonrisa de la persona que teníamos enfrente nos hicieron bajar del tren.Esa noche nos invitó a cenar a su casa, con sus hijas y... sin su mujer, hablamos de muchas cosas que no contaremos aquí para no poner en peligro su integridad...
A la mañana siguiente nos enfrentábamos a 42 km caminando por las montañas del estado Shan, paramos en todos y cada uno de los pequeños poblados tribales invitados a tomar té para charlar con las familias. Cada poblado de origen diferente, unos mongoles, otros nepalíes, con lenguas y vestimentas diferentes. La ambilidad y sonrisa de las personas con las que nos cruzamos supera con creces las hasta ahora recibidas desde que partimos. El paisaje inundado de monjes budistas, niños y mayores, campos de té y arrozales (ahora secos debido a la escasez de lluvias) arropados por las montañas, maravilloso.
Pasamos la noche en una pequeña aldea iluminada por millones de estrellas, creo que no habíamos visto jamás tal cantidad de estrellas.
La anécdota surgió a la hora de la ducha. Un muro que me llegaba por el ombligo y una pila llena de agua con un cubo en el exterior de la casa donde todos juntos, hombres y mujeres se bañaban al mismo tiempo... no os podeis imaginar lo dificil que es darse un baño con un lungyi puesto.
Era cierto tuvimos suerte de encontrarnos con Naing Naing, maravillosa aventura y experiencia, Gracias Naing Naing.
Las noticias del nacimiento de Carla han llegado hasta las montañas del norte de Myanmar. ¡Enhorabuena Alberto y Paola! Os mandamos a los tres un abrazo muy grande.