La decisión está tomada. A pesar de las innumerables críticas a las que estamos sometidos los pocos viajeros que decidimos viajar a Birmania, del boicot turístico apoyado por gran parte de los paises de la unión europea, y lo mas importante para nosotros y lo que realmente nos hizo dudar seriamente sobre nuestra visita al país de las pagodas, la salvaje dictadura y violación de los derechos humanos a la que está sometida desde hace ya mas de 20 años la población del país, mañana volamos a Yangón.

Nuestro ansia por conocer diferentes culturas y paises vírgenes de turismo ha hecho que nuestra ética se haya tambaleado. No intentamos justificarnos pero si es cierto que tampoco creemos que sea ético ni correcto ni positivo dejar de lado a las gentes de Birmania, aislarles aún mas de los pensamientos del exterior. Es posible que el único contacto con el exterior seamos precísamente los turistas, que sean sus únicas fuentes de información sobre lo que ocurre afuera y sobre como funcionan otros paises o incluso sobre los derechos y libertades que les corresponden como seres humanos y que se les han privado.
Por supuesto intentaremos en la medida de lo posible que nuestro dinero vaya diréctamente a las personas con las que tratemos, evitando consumir productos controlados por el gobierno, ya sean alojamientos o transporte público.

Nuestra siguiente aventura comienza mañana y durará 28 días, cuatro semanas que nos permite nuestro visado de turistas después de viajar por Tailandia y Malasia, la parte desarrollada y occidentalizada del sudeste asiático y cuyo viaje ha sido otro de los factores que nos hizo decantarnos por visitar Myanmar.