La perpendicularidad de los rayos de sol han convertido nuestra sombra en una estrecha linea oscura que une nuestros piés. Las gotas de sudor que inundan nuestros cuerpos evaporadas por el poco aire que sale de nuestro plano convertido en abanico nos dan aliento para llegar a nuestro guesthouse.
El calor es casi insoportable, los cerca de 45 grados de las horas centrales del día, la alta humedad y la noche, que no da tregua, con temperaturas mínimas de entre 28-30 grados hace que los secos 40 grados a la sombra de los duros veranos extremeños se hayan convertido en una anecdota a partir de hoy para nosotros.
- Vamos a parar a tomar algo fresco en uno de esos puestos callejeros - propuse a Dan, en menos de dos minutos nos encontrábamos compartiendo mesa con un monje budista que nos ofreció su "conversación", no entendíamos nada, comenzó a hablar con una gran sonrisa en la boca en birmano, parecía no darse cuenta que no entendíamos una palabra... la gente se paraba a saludarnos, nos sonreían y agitaban sus manos desde los repletos "minibuses", camiones o trickshaws.
El breve pero intenso primer paseo que dimos por la ciudad nos ha llenado los sentidos y nos ha hecho alegrarnos de haber tomado la decisión de viajar a Birmania a pesar de las complicaciones que hemos experimentado en las pocas horas que llevamos en el pais.