Live as though you were going to die tomorrow, learn as though you were going to live forever -

Vive como si fueras a morir mañana, aprende como si fueras a vivir para siempre

Ghandi


Piensa, cree, sueña y atrévete.

Think, believe, dream and dare.

Walt Disney


12:42 |
Myanmar es un pais muy especial. Camerún nos ofreció experiencias, India sensaciones y Myanmar la oportunidad de conocer a sus gentes y retroceder en el tiempo a lo que sería Asia hace 50 años. La sonrisa de la población Myanmar es contagiosa. Cada persona con quien te cruzas, por la calle, en moto o en pick-up te muestra una sonrisa enorme con la que te enseñan hasta la última muela de su boca esperando a que te pares a charlar con ellos unos minutos. Cuando aprendes a saludarles en su idioma, la alegria que les provocas es tal que si les dices algunas palabritas más que hayas aprendido casi se ponen a dar saltos de alegría. Están felices de que hayas venido a su país a visitarles, sin más. No quieren venderte souvenirs, ni que vayas a su restaurante a consumir, de hecho, muchas veces te vas del reencuentro con una bolsa de mangos o tomates que han insistido que te lleves de regalo, y se trata de una decisión unilateral, únicamente quieren compartir contigo unos momentos de tu viaje.
Hablando de monumentos, el país no tiene nada especial exceptuando Bagán, los viajes por carretera son largos e incómodos, pero el país se ha convertido en nuestro favorito de los que hemos visto en el sudeste asiático hasta ahora. Si visitas el país sin saber nada de antemano del regimen político en que los birmanos están obligados a vivir, no podrías averiguarlo de observar a la gente en su vida diaria, ya que hacen sus tareas siempre con la sonrisa sin mostrar rencor por su situación, aunque cuando tengan la oportunidad no dudarán en contarte la situación que viven en su país.
Lo más dificil de una visita a Myanmar, como en muchos de los paises que hemos visitado, es ver a los niños trabajar. Aquí muchos trabajan en los tea shops, sirviendo a los clientes y fregando platos, haciendo las mismas 13 ó 14 horas en pie que sus compañeros adultos. Te rompe el corazón cuando les encuentras en un lugar fuera de su trabajo y te dicen con orgullo que su profesión es camerero y más tarde les encuentras en su tea shop, se acercan, y toman la comanda con la sonrisa birmana siempre presente, ya sean las 5 de la tarde o de la mañana.

Nos fuimos al aeropuerto con pena de dejar este país con la esperanza de que algún día volveremos a visitarlo y que para entonces su gente podrá disfrutar de un pais libre, sin dictaduras y gobernado por su pueblo.
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