1:08 |
La luz de la mañana atravesaba las cortinas del autobus, despertábamos ante un paisaje montañoso a mas de 2500 metros de altura. El verde de la jungla y las nubes abrazando el valle que se veía debajo de nosotros nos recordaba a Africa. La estrecha y serpenteante carretera nos llevaba a Luang Prabang, la antigua capital de Laos, allá donde los franceses decidieron situar el centro de operaciones del país y que se convirtió en refugio de parisinos durante la época del protectorado. La arquitectura de la ciudad, mezcla del pasado colonial de Luang Prabang con templos budistas con mas de 500 años hizo que la unesco se haya fijado en ella y fuera proclamada ciudad patrimonio de la humanidad. Si omitimos sus monumentos y la arquitectura, la ciudad no tiene nada de interesante, salvo algunos restaurantes y bares de moda, que como es costumbre en Laos mueren a las diez de la noche, lo que la convierte en una ciudad bastante aburrida. Aparte de la belleza del centro de la ciudad y sus antiguos templos budistas (paseable en unas horas) lo interesante es la visita a unas cataratas que se encuentran a unos 35 km. Como es habitual en nosotros alquilamos otra honda wave que nos llevara hasta allí. Los saltos de agua, escondidos en mitad de la selva, forman un autentico parque acuatico natural con piscinas formadas durante millones de años en la roca caliza de color blanquecino, lo que hace que el color del agua en estas piscinas sea del color del mar caribeño... alucinante y precioso. De nuevo, la naturaleza deleitó nuestros sentidos en un paraje de ensueño.
1 comentarios:
eek! muuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuucha envidia!!