Nuestra estrella sigue guiándonos en nuestro viaje alrededor del mundo. La buena "vibra" que dicen transmitimos, nos está haciendonos topar por casualidad con los lugares y personas apropiadas.
En nuestro camino a Real de Catorce nos dibujamos una ruta en la que pasaríamos por los pueblos de Guanajuato, Dolores Hidalgo y San Miguel de Allende. Estos tres lugares fueron la cuna de la independencia de México de España. Miguel Hidalgo, cabecilla e impulsor del movimiento independentista dió su famoso grito a la independencia, "¡VIVA MÉXICO!" y encendió el fuego patrio en Dolores Hidalgo el día 16 de Septiembre del año 1810. Este año se celebra con fervor en todo México el bicentenario de este acontecimiento y, lógicamente, en estos tres lugares la fiesta y fiebre es mayor. Desde todo México se trasladan cientos de personas a cualquiera de estos tres puntos a celebrar las fiestas patrias. Nosotros, sin saberlo, nos hemos visto metidos en todo el meollo, llegamos a Dolores Hidalgo el día 15 y nos trasladamos a San Miguel el día 16... la movida descomunal, banderas ondeando en las ciudades, conciertos y cientos de actividades culturales dedicadas al gran evento.
Vivimos el grito de la independencia en San Miguel de Allende, fuegos artificiales con cuenta atrás, algo parecido a las campanadas de fin de año pero sustituyendo el "Feliz año nuevo" por "¡Viva México cabroneeeeessss!... ¡Que mueran los gachupineeeessss (españoles)!
Menos mal que nuestro aspecto físico pasa desapercibido por aquí, ahora que estoy morenito y con barbuza paso por mexicanito y Dan... que os voy a decir. Cuando nos preguntan; "¿De donde nos visitan?... ¿Son Argentinos... Chilenos?... ¡aaaah, usted debe ser de Tijuana!, no sabemos que decir, al final acabamos diciendo entre dientes..."de España", y bueno, a cualquiera se le ocurre decir... "de Extremadura, de la tierra donde nació Hernán Cortés"...
La experiencia está siendo realmente divertida.
En fin, nosotros seguimos con nuestra buena estrella allá donde sopla el viento... y así, de nuevo sin quererlo ni beberlo, aller conocimos a los dueños de un café teatro, donde también sirven comida. Así que encontramos el sitio perfecto para celebrar mi cumpleaños, obra de teatro mas cena con vino francés que nos prepararó nuestro amigo cocinero Rodrigo y que gracias a mi madre y a mi suegra pudimos disfrutar sin tener que mirarnos el bolsillo.

El semáforo se ha puesto en rojo, miro hacia arriba buscando las indicaciones del centro de la ciudad, entretanto un chico con el torso, la cara y la ropa pintados de plateado se acerca al centro de la calzada para dar la salida. Se situa de cara a los coches, eleva la mandíbula hacia el cielo y acercándose la antorcha a la boca escupe una enorme bocanada de fuego coincidiendo con el verde del semáforo. Continuamos hacia el centro, la autopista de entrada a la ciudad se convierte en una inmensa avenida empedrada, de impresionantes edificios de piedra de estilo medieval, al estilo de ciudades como Salamanca, Cáceres, Toledo o Ávila. No en vano a la ciudad llegaron invasores de Castilla que, con órdenes de Felipe II, las diseñaron al estilo de las construcciones españolas pero en "cuadras" articuladas con plazas y soportales de arcos para facilitar la tarea de los mercaderes y comerciantes.
Ante nuestros ojos se eleva la increible catedral, hemos llegado a la plaza mayor. En ella, jóvenes enamorados, percusionistas, mariachis y payasos llenan de vida la ciudad.
Nos encontramos en la ciudad de Morelia, antigua Valladolid y que tomó su nombre en honor al revolucionario Morelos, pieza fundamental en la independencia de México de España.
Nunca hemos visto antes en nuestro viaje alrededor del mundo una ciudad tan bonita. El casco antiguo se extiende hasta donde uno no se puede imaginar, es enorme, impresionante, repleto de actividades culturales, conciertos, exposiciones y obras de teatro gratuitas durante todos los dias del año... sin palabras.
Ciertamente, por casualidad, hemos llegado a una ciudad desconocida en el mundo, no se vé ni un solo turista extranjero, nadie nos habló de ella desde que entramos en México, no se encuentra publicitada y nadie la recomienda. Las actividades están hechas para las personas que viven en la ciudad y no para los turistas, como sucede en la mayoría de las ciudades que hemos visitado.
Morelia, capital del estado de Michoacán, en el centro de México nos ha brindado unos días fantásticos en los que hemos asistido gratuitamente a conciertos, obras de teatro, hemos tomado cervezas escuchando Jazz en vivo en las terrazas del la plaza del jardín de las rosas... en definitiva... ¡Chapeau!

Hoy hace un año que ilusionados, nerviosos y expectantes ante nuestro futuro próximo nos subíamos a un autobus en Elvas, con nuestras mochilas a los hombros, que nos llevaría a recorrer el mundo.
Desde entonces hemos recorrido 11 paises, hemos pisado África, Asia y América, hemos conocido muy diferentes culturas, hemos aprendido mucho y definitívamente nos hemos transformado en diferentes personas.
Durante un año nos hemos convertido en observadores del tiempo y la sociedad, hemos descubierto lo valioso que es nuestro tiempo, tiempo que en multitud de ocasiones lo hemos vendido muy barato. Nos hemos dado cuenta de que la mayoría de las veces no somos conscientes de nuestro presente, que nuestra vida se convierte en preocupaciones sobre el futuro y en recuerdos del pasado sin tener en cuenta y darnos cuenta que, como nos decía nuestro amigo Mano, la única y "pinche" realidad es el momento en el que estamos viviendo.
Al contrario de lo que pensábamos, viajar durante 365 días no nos ha resultado nada dificil. Dormir en un sitio diferente cada cuatro días como mucho, buscar donde comer, luchar con taxistas, ganchos y buscavidas con una mochila de 15 kilos a la espalda, después de largas y duras horas de viaje, a las cuatro de la mañana, en un lugar completamente desconocido, no nos ha quitado las ganas de viajar, sino todo lo contrario, es la esencia del viaje y lo que nos ha enganchado para siempre.
Llevamos un año disfrutando de cosas tan simples como observar a la gente pasar, observar la naturaleza, sentir el aire que respiramos y la brisa del mar, los paisajes y todo lo que nos rodea.
Nos hemos dado cuenta de que no queremos volver a dejarnos llevar por la vertiginosa marea del consumismo de nuestra sociedad europea, dejar de preocuparnos por las banalidades que nos presenta la vida, y que no tienen ninguna importancia en el esquema de lo que nos acontece día a día y, por supuesto, no dejar pasar las horas del día sin aprovechar y exprimir al máximo cada minuto que pasa.
Esperemos poder cumplir éste, nuestro nuevo propósito, al regreso, que no será el punto final de nuestro viaje sino un punto y a parte.
Hoy, tenemos fecha de vuelta, el dinero se nos acaba, pero aún nos quedan dos meses y algo en nuestra aventura, recorreremos el golfo de México en nuestro retorno a Belice donde disfrutaremos de un mes de playas paradisíacas mientras intentamos vender, con mucha pena, a nuestra Linda Hilda y así poder poner la ginda al pastel con 15 días de "vacaciones" en Salvador de Bahía, Brasil.

Suena reguetón a todo volumen en el "colectivo costero". Decorado con grafitis de Jesucristo y la Virgen María, el disco-bus recorre el boulevard paralelo a las playas de la bahía de la ciudad de Acapulco. Desde su interior observamos la vida de la ciudad, urbe playera de más de un millón de habitantes donde pijos mexicanos se mezclan con extranjeros venidos de todo el mundo, famosillos estadounidenses, indigentes y narcos.
La bahía se vé preciosa a lo largo de "la escénica", desde cualquiera de los numerosos miradores, desde uno de los cuales contemplamos una espectacular puesta de sol sobre el pacífico, adornada con exhuberantes y densas nubes tropicales.
Los carteles de la droga mexicana luchan por hacerse con el control de la ciudad, puerto clave para la exportación de la coca colombiana hacia el mercado de los estates.
La guerra entre los carteles rivales de Sinaloa y el golfo hizo que en el 2006 se sucedieran una serie de decapitaciones a componentes de la policía federal. Para demostrar su fuerza, la mafia mexicana hizo que una de las cabezas de los principales mandos de la policia saliera a flote en la playa condesa, una de las más populares de la ciudad.
Desde entonces, los federales patrullan la "city" exhibiendo todo su potencial; mascarillas, pasamontañas, cascos, chalecos antibalas y ametralladoras en enormes carros blindados.
A pesar de todo esto, el turismo de la "perla del pacífico" continúa con su vida normal y, al anochecer, las avenidas donde se sitúan los principales hoteles y restaurantes se llenan de luces y música, y aparecen de la nada cientos de ganchos ofreciendo cócteles 2x1 y fiesta hasta altas horas de la madrugada.

Tras hacer cerca de 1000 kilómetros por la costa del pacífico disfrutando del ambiente de las playas de Mazunte, Zipolite o Puerto Escondido y hacer nuestra parada en Acapulco, ponemos rumbo hacia el desierto de San Luis Potosí, allá donde crece el famoso peyote, pasando por los pueblos del centro del estado de Michoacán, otro lugar de tradición indígena y pasado colonial.

Nuestra Linda Hilda quiso demostrarnos que podíamos confiar en ella. Su corazón es aún mas fuerte del que pensábamos y su alma con mas vitalidad de la que nadie pudiera imaginar. Hippie ella nos quería llevar a las playas del pacífico,como le llaman, pues de pacífico no tiene mas que el nombre.
El camino a playa San Agustín, en las maravillosas bahias de Huatulco, Oaxaca, comenzaba dificil. Los agujeros del camino de cabras, formados por las corrientes de los rios improvisados por las lluvias de agosto, nos hicieron pensar el darnos la vuelta... - Cuando algo se ponga dificil en el camino, aunque sepas que puedes cruzar, piensa que tienes que volver por el mismo camino - Nos comentaban una pareja canadiense que viajaban con una furgo como la nuestra desde Canadá.
El lodo acumulado por las lluvias y la humedad tropical nos ponía los pelos de punta cuando Hilda rugía para decirnos que ella pasaba, aunque fuese por un camino impracticable.
- No se preocupe puéh, pasa, pasa, está cabrón pero paaasa - Nos aseguraba un aldeano de la zona.
- Está bien amigo, lo intentaremos entonces.
Lo más dificil estaba por llegar, después del zarandeo debido a los baches y al intento de esquibar los derrumbes que nos enccontrábamos en el camino se nos puso por medio un... rio, sí un río y de nuevo...
- Deeeele, deeeeele... paaaasa, esta cabrón pero paaaaasa... deeeeeele.
De nuevo nos hicimos caso y... Hilda, como se había propuesto llevarnos a la playa, pasó.
Recorrimos quince kilómetros de infarto en mas de cuarenta minutos que se nos hicieron horas para llegar a una playa salvaje, llena de vida, con olas de mas de cuatro metros rompiendo en la misma orilla. Y solos con Hilda, disfrutamos de una tarde de aventura en familia.

La sierra Madre nos dirigía hacia el corazón de la movida rebelde de México. Paredes grafiteadas con los rostros del Subcomandante Marcos, Emiliano Zapata o el Ché Guevara y mensajes zapatistas en la entrada de todos y cada uno de los pueblos que cruzábamos evidenciaban que nos encontrábamos en el estado de Chiapas.
Llegamos a San Cristobal de las casas, el corazón y centro neurálgico de toda la movida zapatista. Cooperativas de mujeres indígenas con el lema "¡Las mujeres con la causa rebelde!" inundan San Cristobal y le dan aún mas el caracter que tiene la ciudad.
Preciosa ciudad indígena y de arquitectura colonial en la noche se llena de músicos y artistas callejeros y abren sus puertas locales con música en directo que hicieron de nuestra visita a la ciudad una de las mejores desde que llegamos al continente americano.

Ponemos rumbo hacia la costa del Pacífico, costa de tradición surfera y hippie, lejos de los hoteles todo incluido de la costa del caribe. Para ello cruzaremos con Hilda la Sierra Madre pasanndo por el increible cañon del sumidero, otra de las maravillas naturales del estado de Chiapas.