Son las tres de la mañana. Varios golpes contra la ventanilla trasera de Hilda perturban nuestros dulces sueños, sueños endulzados con una botella de vino chileno de uva merlot que acompañaron a las deliciosas albóndigas que Dan cocinó para culminar nuestro día. El ruido de los golpes se entremezclan con mis sueños, parecen estar dentro de el. De repente, zigzagueantes luces de linterna asoman por los estrechos huecos que dejan las cortinas en las ventanillas de nuestra Hilda. Nuestros ojos, pegados por el vino consiguen abrirse al escuchar los metálicos sonidos producidos por los golpes de algo contra la chapa de la furgoneta.

- ¿Que coño es eso Dan?

- No se... ¿que hora es?

Confundido, me asomo a través de la cortina lateral esperando algún borracho como era costumbre en Guatemala. Sin embargo, lo que veo son luces intermitentes de color rojo y azul iluminando la fachada de color blanco de la casa frente a la que decidimos pasar la noche. Ante mí aparece la figura de una persona oronda, bien gorda, vestido de uniforme de color beige y una porra en la mano con la que se entretiene dando molestos golpecitos a nuestra pobre Hilda.

- Piensan que no hay nadie dentro. Es de nuevo la pinche policia municipal.

- Sal a preguntarles que quieren. ¡Ya es la segunda vez que nos molestan hoy!

Cojiendo fuerzas de flaqueza me incorporo y abro la puerta de la furgo.

- ¿Hay algún problema agente? - El tipo con mostacho mexicano alargado hasta la barbilla, de tez morena y sombrero de Cowboy escondiendo su evidente calva, se dirige hacia la puerta y me pregunta:

- ¿De donde es usted?, ¿que hace por aquí?, ¿me permite su documentación, por favor? Veo que la camioneta es de Belice, ¿es suya?. Por este barrio la gente es muy desconfiada y nos han llamado para reportarla.

Mostrando mi cara de molesto por habernos despertado le entrego toda la documentación sabiendo que lo único que quiere es un poco de "feria"

Mexico es un pais con un gran problema de corrupción. La pobreza de muchos y la riqueza de algunos otros hacen que el norte del país se haya convertido en un lugar peligroso donde carteles de narcos controlan un lucroso negocio alimentado por los gringos.

En una conversación con unos músicos de Monterrey nos contaban que desde muy jovencitos, los chicos mexicanos se meten en el negocio atraidos por el dinero facil... "únicamente tienes que vigilar a este bato o al otro y decirme donde se mete". Las madres de los chicos lo aceptan y hacen la vista gorda pues la "plata" es muy suculenta y ellas también les llega. Los supermercados y tiendas de la ciudad se llenan de personas gastando fortunas en ropas llamativas, cadenas de oro, y enormes coches de lujo se apoderan de las calles de una ciudad donde pocos trabajan.

Todos están metidos en el ajo, policía, políticos. Colegios públicos, parques acuaticos y hasta carreteras son "subvencionadas" por "almas de la caridad" que aparecen en portadas de periódicos dando la mano a alcaldes en inauguraciones sin que se les caiga la cara de verguenza. Y todo esto aunque la campaña del nuevo presidente de los estados mexicanos sea; "la batalla contra el narcotráfico la estamos ganando nosotros, y se nota"

El problema ahora es que todos quieren hacerse con un pedazo del suculento pastel y, de debajo de las piedras nacen nuevas "familias" con la intención de hacerse con la gallina de los huevos de oro y así aparecen las guerras entre diferentes carteles para hacerse con la plaza del golfo de méxico...

El maldito aspirante a sheriff de pueblo tejano no consiguió sacarnos ni un solo peso, creo que después de tanto tiempo de viaje tratando con personajillos como este hemos aprendido a lidiar con ellos.

Para haceros una idea de lo que os intentamos contar en estas lineas os aconsejamos una película mexicana reciente dedicada al bicentenario y que trata este tema en clave de humor pero con una profunda crítica al México de hoy dia.

Peli: El infierno

Director: Luis Estrada