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Cuervito y Luserito nos llevaban a trote a través de las montañas del desierto del Potosí para mostrarnos un lugar mágico, sagrado para los Huicholes, indígenas procedentes de Jalisco, de las remotas montañas de la sierra madre occidental, y de una belleza y energía especial. Cada año, los Huicholes recorren cientos de kilómetros hasta este lugar para rendir culto y pedir perdón a la espíritus de la madre tierra. Al llegar al altiplano, en la falda de las montañas donde tienen su centro de ceremonias, buscan el "Híkuri", mas conocido por nosotros como "Peyote" o cactus del mezcal, para recojerlo y utilizarlo en sus ceremonias. Como sìmbolo de respeto hacia la planta, los brujos o chamanes se comen un pedazo del peyote antes de partir. Importante en su vida espiritual, el hìkuri les dice a los brujos el momento para plantar y cosechar el maiz. Nuestro guía y patrón, de origen Huichol, el "Lisensiado John" nos contaba sus experiencias y recuerdos de las historias que su padre le contaba de niño sobre el paisaje que nos rodeaba;
- Pues hase años, cuando era chavito mi apá me contaba que todo esto que ven era mero pino. Los españoles lo arruinaron para sacar madera para la mina.
- ¿Y usted ha probado el peyote?
- Pues claaaro... mi apá me lo dió a probar cuando tenía catorse añitos... pues en esa experiensia yo sentia mi cuerpo muy hinchado y nada me dolía... pues no más me dió por correr y hablar con las plantas -
Dificil de hacerse a la idea al ver un paisaje tan árido, seco y frío, donde el calor tiene que golpear cuando a nuestro querido astro sol le da por salir, lo que antes eran pinos ahora son nopales (chumberas), magüeys (pitas) y cactus de todo tipo combinados con unas extrañas palmeras que crecen como si fueran árboles, con unas tremandas y robustas ramas que acaban en una pelota de hojas afiladas de color verde.
Tras un par de horas cabalgando, llegamos al centro de ceremonias huichol. Círculos de piedra concéntricos por cuyo centro pasa el trópico de cancer. De nuevo la casualidad quiso que llegáramos, sin quererlo, el día 21 de septiembre, equinoccio de otoño, lo cual hizo que disfrutáramos de una puesta de sol especial. Nuestro paseo finalizó donde comenzamos, en Real de Catorce, pueblo que te lleva años atrás, a la época de vaqueros y bandidos, recorriendo los casi tres kilómetros de un tunel cavado hace mas de 100 años, que te transporta a lo que algún dia fué un pueblo de mineros de plata y que hoy en día es el único acceso al pueblo.
1 comentarios:
no cabalgasteis la serpiente?
koldo