Live as though you were going to die tomorrow, learn as though you were going to live forever -

Vive como si fueras a morir mañana, aprende como si fueras a vivir para siempre

Ghandi


Piensa, cree, sueña y atrévete.

Think, believe, dream and dare.

Walt Disney


21:26 |


Todo cambio supone una adaptación. Cambiar de Madrid a Al Jubail, en Arabia Saudita, requiere un proceso de adaptación especial, un tanto más severo, un adaptación condicionada por las reglas del país, su clima, el desierto y el carácter de sus gentes.

Obviando la menudencia de los “pequeños detalles”, como puede ser por ejemplo el hecho e incomodidad de que el agua del grifo salga siempre caliente, sea del color que sea la llave de éste, que nunca puedas darte una gozosa ducha de agua fría cuando vienes de trabajar 10 horas a los cerca de 50 grados del desierto simplemente porque las tuberías están tan calientes que parecen las tuberías de la calefacción central de los edificios españoles a 3 de enero, que no haya cerdo y por tanto jamoncito… o que no te puedas tomar una buena taza de café o una cervecita fresquita cuando vienes del curro, algo que llevaba mal y que ha cambiado pues desde hace una semana la cosecha nos abastece, (este será tema para otro post), os comento la dura realidad y a las que difícilmente me acostumbrare, las reglas del reino que no son otras que las que dicta la religión.

La vida diaria de Arabia Saudita gira en torno a la religión. El “Salat”, es decir, la rutina del rezo cinco veces al día, irrumpe en la vida de los nacionales, de los extranjeros musulmanes y no musulmanes, ya seamos occidentales o no y en definitiva de todos loa que habitamos en este país. Durante el rezo, el primero a las cuatro y media de la mañana, encargado de recordar con los cientos de altavoces a todo trapo a todos y cada uno de los moradores de la zona que nos encontramos en un país islámico, por si no nos habíamos enterado, el país se paraliza. Da igual que estés haciendo la compra en un supermercado, el supermercado cerrara por 30 minutos hasta que termine el salat, si estas dentro te echaran y si tienes el carro medio lleno… eeeeeennngg! has perdido… try again later… insert coin. Si tienes suerte te encerraran dentro del supermercado con las luces apagadas y seguirás haciendo la compra hasta que vuelvan a abrirte.
Esto no solo pasa en el supermercado, si estas en un restaurante, te pondrán la cuenta aunque tengas el plato a medias, y de nuevo, si es que tienes suerte, te dejaran encerrado hasta que vuelvan de rezar. Si te sucede dentro de un taxi y les pillas lejos de la mezquita, probablemente el taxista parara en medio del desierto, pondrá su alfombrita en el suelo, orientada a la Meca y te dejara dentro del coche criando estalactitas con los mocos de tu nariz debido a la maldita temperatura el aire acondicionado…. Lo más curioso que nos ha pasado es echando gasolina, te dejan con la manguera puesta y desaparecen del lugar como alma que lleva el diablo, ¡coño! Siendo españolito lo que piensas es… “esta es la mía, lleno el tanque y me voy…” bueno aquí ese aspecto da igual, la gasolina es más barata que el agua (¡claro estamos en el desierto!) pero es que es así, llenar un tanque de 50 litros cuesta… ¡menos de 4 euros!... unos 7 céntimos de euro el litro según el último cambio de moneda… la primera vez que vi que dejaban los coches encendidos con el aire acondicionado puesto cuando salen a comprar a la tienda o al restaurante me quedé alucinado, me preguntaba…, ¿pero porque dejan el coche encendido? Pues eso, para que cuando lleguen de comprar no se encuentren el coche como nosotros lo hacemos cuando lo dejamos un ratito al sol en pleno 5 agosto en el aparcamiento de la playa…

Lo más difícil de llevar y a lo que nunca podré acostumbrarme, es al tema de las mujeres. Estamos en un país de hombres, como decía James Brown… it´s a mans world… las pocas mujeres que ves por las calles van tapadas de negro con la maldita abaya, apenas dejan asomar los ojos por un huequito del velo que las cubre, no pueden trabajar, no pueden conducir, no pueden salir a la calle sin su marido, padre o varón de la familia… en fin terrible, y mientras tanto, ellos curan sus pecados yendo a la mezquita después de pasar el fin de semana en Bahrein, allá donde el alcohol está permitido y las mujeres van ligeritas de ropa para alegrar la vista y los deseos más profundos de los hambrientos sauditas que se acercan tooooodos los fines de semana en busca de sexo y alcohol…

16:34 |
Aterrizamos en Dammam después de un largo viaje de más de 10 horas, estábamos en Arabia Saudita.

El primer contacto con el país se iba a realizar con la “amable y simpática” policía de inmigración saudita. Locales y expatriados de todas las nacionalidades imaginables, indios, paquistaníes, europeos, filipinos, chinos y americanos esperábamos una larguísima cola ante los puestos de inmigración pacientemente a la espera de ser fotografiados y dejar nuestras huellas marcadas en un cacharro sucio, que para que funcionara, había que presionar con los pulgares y todas tus fuerzas hasta casi hacer estallar el cristalito del escaner ... al menos eso es lo que me decía mi simpatiquísimo amigo de bigote y uniforme de color verde militar… - pero, ¿qué demonios están haciendo?, ¡llevan más de 15 minutos con ese tipo y solo le han tomado las huellas! – decía algún occidental que comenzaba a perder los nervios.

La atmósfera vaporosa iluminada por las luces de la noche nos anticipaba el calor que, a pesar de no superar los 35 grados y ser cerca de la medianoche, nos iba a acompañar durante nuestras primeras horas en el reino. Aunque estemos en un área desértica la humedad es altamente elevada debido a la cercanía con el mar arábigo, lo que hace que el calor sea realmente asfixiante.

Con las maletas, mochila a la espalda y un hormigueo de nerviosismo en el estómago, mi compañero de viaje y yo salíamos por la puerta de llegadas del aeropuerto internacional de Dammam. Una enorme sonrisa de dientes de color blanco nuclear que contrastaban con el color de piel de nuestro chófer y un cartel en el que ponía Davi Marteen y Raul Senchez nos daba la bienvenida a Arabia, "Al Salaam Alaykum", bienvenida que de no haber sido por la cantidad de “Thobes” de color blanco (traje típico saudita) y abayas de color negro (traje con el que cubren a sus mujeres)… hubiera pensado que habíamos aterrizado en el sur de India.

Después de una hora de viaje a través del desierto para llegar a Al Jubail, acompañados de nuestro sonriente y amable chófer Koya, enormes antorchas quemando petroleo en el horizonte, accidentes en la carretera, controles de velocidad, check points, y locos que cruzaban la carretera a volantazos sin luces llegamos a nuestro destino y nuestra nueva casa, “Garden Village Compound”.
12:49 |

Después de un paréntesis de 9 meses retomamos el blog. Esta vez, aunque la aventura sea para los dos, soy yo David, quién se dispone a emprender viaje a un mundo completamente distinto y desconocido, Arabia Saudita, y además con un motivo completamente diferente, trabajo. Éste sin embargo no va a ser motivo para que me enfrente a una aventura excitante, en muchas ocasiones dura y seguro que emocionante.

Mi nuevo destino se encuentra en el mismísimo desierto, un lugar inhóspito, allá donde solo los dromedarios y algunas lagartijas, insectos y serpientes se atreven a hacer de él su hogar. Allá donde las temperaturas medias máximas en verano son de 48-49 grados, superando durante varias semanas los 50 e incluso llegando a subir por encima de los 55 en ciertos días del año. La media de mínimas durante el periodo estival se sitúa entorno a los 35 con humedades del 85-90%. En invierno, de diciembre a enero, aunque habitualmente las temperaturas máximas rozan los 30 grados, las mínimas llegan a descender por debajo de los 0. Rodeado de antorchas quemando petroleo, arena, locos al volante y algunas pocas mujeres asomando por el reino, cubiertas y enclaustradas bajo una "abaya" de color negro, mi destino no parece demasiado acogedor, si bien será mi puerta de entrada al enigmático oriente medio.


Dan aterrizará en la península para visitar junto a mi los países vecinos, Qatar, Bahrein, Emiratos Árabes, Omán y si la situación política lo permite Yemen, y descubriremos la represión de una sociedad y las dificultades que una mujer puede llegar a tener únicamente por haber nacido en países tan estrictos como aquellos cuya ley se basa en un libro sagrado. También nos dejaremos seducir por los encantos del que dicen convertirse en mágico desierto arábigo.